Se desploma el pudú ensangrentado
Tras, por abejas negras, ser atacado
Su zumbido arranca los ojos
Donde el fuego devora la codicia
Lloran los cóndores desgarrados
Caen al suelo envenenados
El viento es una turba cruel
Que arrastra la neblina insidiosa
Las palomas visten con mentiras
Atacan, fingiendo estar dormidas
Nefasto es el color del infierno
Que ya no es rojo, es verde
Escupen, indignos, su voluntad
Sin compasión, se prostituyen
Por la promesa de la herencia dantesca
De la bestia vestida de hombre
Se alza, orgulloso, el cerdo
Revolcándose en un charco de gula
Traga, indiscriminado, el esfuerzo
De aquellos fantasmas de la calle
Orgías de una guerra falsa
Revelan, asesinos ensombrecidos
Joviales, celebran la matanza
Del pudú hambriento y herido
El pudú se levanta, aguerrido
De la injusticia, se ha aburrido
Por la libertad, manchada de sangre
El pueblo nuevamente se ha unido
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